CUEVA DE MALTRAVIESO

En 1951, los trabajos en una cantera de caliza en plena ciudad de Cáceres dejaron al descubierto una cueva que aportaría una importante colección de materiales arqueológicos. La transcendencia del descubrimiento determinó que se iniciaran los estudios tanto de los materiales arqueológicos como de las representaciones pintadas de manos, descubiertas cinco años más tarde. Con los estudios iniciales de C. Callejo, el interés del santuario haría que fuera visitado por algunos de los prehistoriadores más reputados del momento, como M. Almagro y F. Jordá, quienes se harían cargo del estudio, documentación y publicación científica del contenido artístico.

Desde entonces se han sucedido las campañas de estudio y análisis de sus manifestaciones rupestres. La cueva de Maltravieso es, sobre todo, un santuario paleolítico de manos en negativo, algunas de las cuales se muestran con dedos incompletos, temática que se encuentra igualmente representada en otras cavidades con arte como Altamira en la Península Ibérica o Trois Frères en Francia.

En sus paneles decorados, es posible reconocer figuraciones rupestres paleolíticas muy diversas tanto pictóricas como grabadas. Entre estas temáticas destacan las de zoomorfos, como ciervos, bóvidos, cápridos, algunos animales sin cabeza y otros muy estilizados y elegantes.

Un grupo importante de figuraciones es el compuesto por los ideomorfos, o signos abstractos de difícil interpretación. En este conjunto se han diferenciado hasta cinco grandes grupos representados en la cueva: trianguliformes, series de puntuaciones, un meandriforme, un semicírculo y haces de trazos lineales verticales. Algunos de estos motivos aparecen asociados entre sí y/o con representaciones de manos. Todos estos elementos, aparecen bien documentados en muchas de las cuevas con arte paleolítico, si bien determinados motivos (alguno de los ideomorfos) y las propias manos, otorgan a Maltravieso un sello distintivo.